un correo no implica nada, un correo no implica nada, un correo no implica nada...
Después de la prohibición la vida siguió como siguen las cosas que no tiene mucho sentido (Joaquín Sabina dixit). Es decir, todo siguió como siempre. Nosotros teníamos las cabecitas ocupadas con las fiestas, los viajes y los regalos. Y yo, durante un instante de "osoamorosismo" decidí enviar una tarjetita de felicitación (de esas gratuitas, por internet) a casi todos mis contactos.
A todo el mundo le queda claro que cuando alguien envía una tarjeta de esas es porque realmente no está poniendo ni mucho interés ni es algo que le suponga mucho esfuerzo. Obviamente, nadie que haga esto espera recibir una respuesta. Sólamente, y no en todos los casos, alguno de los contactos envía otra tarjetita (generalmente de la misma página que la tarjetita original) con la misma gilipollez que tú enviaste. Lo más normal es que las únicas que respondan sean las dos amigas que han perdido a su novio en los últimos seis meses.
Por eso recibí doble descarga de sorpresa cuando ví en mi bandeja de correo que había llegado respuesta de Él. Al abrirlo, he de reconocerlo, estaba un poco emocionada a pesar de la prohibición , pero no fantaseaba. No me lo permití. Casi incumplo con la prohibición al comprobar que no había enviado la respuesta estándar (otra tarjetita similar), sino que había escrito. Había hecho frases originales hasta completar seis renglones y dos post-datas simpaticonas. Bromeaba, se ríea, daba muestras de escucharme y me contaba brevemente lo que había estado haciendo en los dos días que no nos habíamos visto.
Tuve que recordarme un par de veces que no puedo, o no debo, o no quiero pensar en Él como algo más que un amigo. Ya está. Sólo amigos. Un correo no implica nada.
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